Inspirado al leer el artículo sobre pinturas naturales publicado recientemente en Ecohabitar quiero opinar sobre él como parte interesada porque habla de un tema importante para nosotros y para los clientes y porque trata de algunas de nuestras pinturas naturales.
Cuando se publica un artículo en el que se hacen comparativas de pinturas de diferentes empresas que son anunciadas en la propia editorial, es difícil evitar tener la impresión de que no se llaman a los problemas por su nombre para no ofender a los clientes que pagan por la publicidad.
Es verdad que la elección de una pintura “honesta” es un laberinto y la publicidad con los adjetivos “natural” y “ecológico” no está reglamentada ni controlada.
“La Unión Europea obliga a los fabricantes a indicar el contenido de sus productos en la etiqueta”. ¿Quiere decir que están prohibidas en el contenido sustancias que no estén indicadas? Infelizmente no es así.
“Las pinturas con la indicación “Ecológicas” pueden contener pequeñas cantidades de VOC y no acreditan que sus componentes sean de origen natural”. Al leer esto mi duda continua ¿Qué valor tiene la palabra “ecológico” con estas impurezas?
“Las pinturas con indicación “Natural” no contienen productos ni componentes químicos… un 95% mínimo de producto natural”. Continuo sin resolver mi duda ¿Qué valor tiene la palabra “natural” con ese 5%?
Es un abuso de las palabras “ecología” y “natural”, y continuar con ese nivel de explicaciones alimenta la confusión/el laberinto.
Una declaración de los componentes no ayuda nada si no es completa. Eso no es transparencia.
Será más fácil orientarse cuando asumimos criterios prioritarios que NO se consideran en este artículo.
Estos son:
Entre sellos, normas y certificados por un lado, y la descripción COMPLETA de los componentes por otro lado, hay una diferencia importante: TODOS los sellos, normas y certificados permiten una cierta “impureza” del producto, denominada “tolerancia”. Sin esta tolerancia no habría fabricantes comprando los certificados. Es exactamente esa tolerancia de bajos porcentajes de aditivos y aglutinantes que quedan en la sombra, la que me interesa evitar, pues marca la diferencia importante entre lo realmente natural y “greenwashing”. Algunas empresas incluso tienen su proprio instituto para poder mostrar “un sello”, como por ejemplo el Instituto Dr. Fresenius para Nutella. Otros simplemente compran el resultado deseado a través de algún laboratorio sin reputación. Ahí está otra calle del laberinto sin transparencia, con los certificados, sellos y normas que casi ninguno sabe interpretar y que resulta incomprensible para el consumidor. Para acabar con esto existe la declaración completa de los componentes y la negación de sellos y certificados. Urge la creación en España de un organismo INDEPENDIENTE que defienda los intereses del cliente.
Un detalle importante que facilita decidir qué pintura es “limpia”, es el simple hecho de si se suministra en polvo o en botes ya mezclados con agua. Sólo el hecho de que la pintura venga ya mezclada con agua, implica que tienen una serie de aditivos, por ejemplo: catalizadores, conservantes para que el agua no se pudra, aditivos para que no haya espuma, emulgentes para que los componentes sólidos queden bien distribuidos en el líquido hasta que la pintura llegue al consumidor y al final, el agua aumenta la carga y volumen para embalar, transportar y almacenar. Con los colorantes/pigmentos ocurre lo mismo.
Por estos motivos, una pintura en polvo con declaración COMPLETA de sus componentes es el producto más honesto y transparente y se acabaría con el laberinto fácilmente… Pero siempre están los fabricantes que tienen sus “motivos” para utilizar un poco de aditivos, y para no publicar la totalidad de los componentes, escondiéndose detrás del secreto de fabricación, normas, sellos y certificados, pero proclamándose “eco-” o “natur-“.
Hay pinturas en el mercado que no contienen conservantes, ni pigmento blanco, son compostables y veganas.
Será fácil salir del laberinto llamando a cada cosa por su nombre, pero esto incluiría ser duro con algunos de los grandes nombres de fabricantes del mundo pseudo-ecolólogico.
Joachim Reinecke